👉 Al parecer China vuelve a aplicar mano dura en cuanto a control de la pandemia se refiere, y es que vuelven las mascarillas, vacunaciones en masa, cuarentenas, distanciamientos e incluso volvieron a habilitar los «campamentos de cuarentena».
«Habiendo vivido el insoportable confinamiento de dos meses en la ciudad, nos hemos adaptado a la nueva realidad posterior al confinamiento: haciendo fila para las pruebas de PCR cada dos o tres días, escaneando los códigos de los lugares publicados fuera de cada lugar público para facilitar el rastreo de contactos, mostrando un código sanitario verde en nuestros smartphones para acceder a restaurantes y otros servicios. Pero ser informados de una cuarentena inminente fue la primera vez, y como ciudadanos estadounidenses que viven en China, las incertidumbres de lo que nos esperaba exacerbaron nuestras ansiedades.»
👉 El cierre de Shanghái marcó el comienzo de un nuevo nivel de mano dura en el mantenimiento de “cero COVID” por parte del Partido Comunista Chino. Se siguen imponiendo bloqueos en todo el país. Las calamidades que presenciamos en Shanghái (personas que luchan por obtener suministros, se les niega el acceso a tratamiento médico) se han repetido en todo el país. Incluso han podido verse ametralladoras para controlar a la población.
🇨🇳 | LO ÚLTIMO: Los policías están usando armas para reprimir a la gente en el aeropuerto de Xishuangbanna en #Yunnan.
La policía está impidiendo que las personas se vayan ya que posiblemente encontraron nuevos COVID. pic.twitter.com/P94t2iuvbV
— Alerta Mundial (@AIertaMundiaI) October 4, 2022
👉 En las redes sociales, los internautas señalan, sutilmente, con el fin de evitar la censura, la hipocresía del partido. Por un lado, las normas de control de pandemias instan a los líderes locales a implementar medidas científicas y evitar causar daños innecesarios a los ciudadanos; por otro lado, aquellos que no mantengan un estado de caso cero o casi cero dentro de sus jurisdicciones enfrentan la posibilidad de descensos de categoría. El miedo al castigo motiva a los jefes locales de los partidos a ser demasiado estrictos; el daño que causa a los civiles es un precio que todos están dispuestos a pagar.
Vuelve el caos a China
En Chengdu, las autoridades prohibieron a las personas salir de edificios inestables en medio de un terremoto.
En Lhasa, los turistas quedaron retenidos en la meseta tibetana hasta confirmar que estaban libres de COVID-19.
En Guiyang, hubo escasez de comida durante días ya que las autoridades restringían las entregas en grandes áreas de la ciudad. En los tres casos, los funcionarios locales se han disculpado por su mal manejo de las situaciones, pero el mal manejo continúa.
El código de salud de los teléfonos se puso rojo.
👉 Estandarizado en todo el país, el código de salud viene en tres colores. El verde es el color de la aceptación; amarillo o rojo limitaría efectivamente la libertad de una persona para acceder a cualquier servicio público, incluso en caso de emergencia.
La vulneración de los derechos individuales vuelve a ser el eje del problema chino.
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